Y es así que esta historia termina, luego de girar incierta. En idiomas raros, en habitaciones ajenas. Te vi como un hechicero malo, malvado, maligno. Y yo caí ante tu embrujo. Qúe nubes azules y verdes me envolvieron, qué brazos tenues y escurridizos me atraparon. Embrújame otra vez, la última, con muertes súbitas y fulminantes. Aniquílame.
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