Que por qué te quiero, me pregunto, mientras miro mis ojos tristes en el espejo. Porque cuando tú los miras, se inundan de cariño tibio. Se llenan de suavidad y ternura, de deseo y silencio. Se colman de besos y manos, de paseos y cantos. De noches sin final, de susurros, de prisas.
Los contemplo ahora, vacíos, esperando que venga tu voz a darles vida, mientras mis manos extrañan tus manos y mi piel aguarda tu piel. Los miro, ahogádose en el mar de esta soledad en la que te tengo, naufragando en el agua clara de mi voz sin la tuya, sumergiéndose en el líquido evocar del abrazo de ayer.
Y tu voz me llega desde lejos como un bálsamo, como un fantasma, una nube. La respiro entera, hasta asfixiarme con ella y no desear otra cosa que llevarte dentro, como una palabra, como un latido. Mis ojos suspiran y añoran si no te tienen cerca.
Los contemplo ahora, vacíos, esperando que venga tu voz a darles vida, mientras mis manos extrañan tus manos y mi piel aguarda tu piel. Los miro, ahogádose en el mar de esta soledad en la que te tengo, naufragando en el agua clara de mi voz sin la tuya, sumergiéndose en el líquido evocar del abrazo de ayer.
Y tu voz me llega desde lejos como un bálsamo, como un fantasma, una nube. La respiro entera, hasta asfixiarme con ella y no desear otra cosa que llevarte dentro, como una palabra, como un latido. Mis ojos suspiran y añoran si no te tienen cerca.
Imagen: Poljub, de ~Crevesje en deviantArt