sábado, 25 de octubre de 2008
Desgano.
Ay. Esto de quererlo todo y nada a la vez. Me mata, me corroe, me malogra, me arruina. Esto de pensar en ti cuando no estás. Y el problema es que nunca has estado, y quizá nunca estarás. Y eso es lo que me hace mal, el hecho de que no hayas estado. Ya. Y tampoco vas a estar. Sigo hundiéndome en este círculo sin final, cayendo y cayendo. Vértigo. ¿Qué me has hecho? No me has hecho nada, y volvemos al tema de que no estás, ni estuviste, ni estarás. Me jalas sonrisas tontas, haces nacer mariposas, cantas en lenguas ajenas, logras nubes en mí, todo es azul por ti. Pero, si esto no es lo que no se puede decir... ¿qué es? No es, solamente se parece. Pero yo no quiero lo parecido, quiero lo real. Promesas vagas y efímeras, como los besos que no me regalaste, las noches que no te di. Ya es tarde, bebe tu café, que se enfría mi pasión por ti. Como pasión que es, no es real, pero la quiero. Con todas mis ganas, con todas mis fuerzas. Quiero que sea mía, sólo mía. Pero no está bien, no es, ni fue, ni será. Y estas ganas de ser y no ser, entre tu geografía prometida, estas ganas de dar y no dar, este abrazo no entregado, este volcán en erupción. Me quema. No soy de ti, como tú no eres de mí. Es ahí donde espieza este no ser, este no estar. No soy de ti, y me tenías prometido este desmayo. No eres de mí, y te he regalado palabras. Estas palabras, las que no mereces, pero igual te doy. Que el viento se las lleve, que sean de otro. Desespero, grito, no vienes ya nunca más. Sólo tengo silencio y lluvia a mi alrededor. No quiero más nada.
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1 comentario:
Identificandose con el individuo, paso a paso...
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