jueves, 18 de diciembre de 2008

Sueño de una noche de invierno


Duermo. Entre sombras vienes, lento, decidido, fuerte, varonil. Escucho tu respiración. Me dices que no abra los ojos, por más que quiera, no. Siento tus manos, vigorosas, ansiosas. Mi voz se vuelve jadeo. Tu aliento exhala deseo. Presagio tu boca en la mía, como una perversa adivinanza. Tu lengua, tus dientes de fiera contenida. Atacas. Entras. Rompes. Y en mi letargo de venado, me dejo ser, me entrego al ritmo de tu existencia. Sumergida en tu cuello, lista para asaltar tu más preciada vida. Sintiendo tu aroma de hombre entre mis gemidos de víctima complacida. Ya estás dentro y yo, alrededor. Ocupando todos los espacios, una sola masa de vapores y humedades. Hasta llegar a la misma buena muerte. Sangrienta. Caliente. Abundante. Desmayo.

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