gritos en la noche con mi voz desconsolada oscuridad que hacia mí vienes y me envuelves llenándome de vacío apartándome de mi vida persiguiéndome con mis pasos empujándome al final
gritos en la noche sin sonido, muertos como lo que nació y jamás podrá ser falacias que vienen tambaleándose haciéndose pasar por besos abrazándome sin quemar melancolía sin claridad
No puedo lanzar tu nombre al viento Pero puedo amarte en un suspiro Sonreír pensando en tu alma Enviarte un beso con la brisa Mirar tus letras fundidas con las mías
La mañana los alcanza Enredados en las sábanas Inocente Etérea La única realidad es la existente La que ellos palparon al amarse Los besos Los suspiros Qué es la pasión Sino dos cuerpos que se enlazan Perdiendo los límites de la piel Sin palabras Sin miradas Como ciegos Buscándose con la lengua Encendiendo fuegos húmedos Con las manos volviéndose cabellos Siendo mariposas en el pecho Qué es un gemido Sino morir un momento Atrapar el alma que se escapa En aquel preciso instante En que ni la piel es suficiente Y ocultar nombres Esconder huellas Vivir con la vida del otro tatuada en el vientre Implorarle al tiempo que sea fugaz y se detenga Anhelar el peso El ritmo La prisa El dolor Lo prohibido Lo delicioso Lo prometido
Eres el verano de mis días Sol que nace en el este de mi cama Y se pone al oeste de mi vida Llenando las sombras con tu luz Quemándolo todo Mi vida la tuya la nuestra Con mis manos en las tuyas Ahogándome en tu beso Bebiendo el incansable néctar de tu lengua Hasta hundirme en tus ojos Azules como el cielo en el que habitas Mientras tú Con tu sonrisa de niño bueno Investigas mi mirada Oscura como la noche en que nos encontramos Perdida yo buscando tú Hablo con tu voz y te escucho decir Que entraste para no salir Que habitas en mí como si fueras mi sangre Caliente como un respiro a medias Húmedo como tus labios en los míos Agitado sudoroso sin prisa Tuyo y mío En esta noche eterna.
te envío mis palabras no se las lleva el viento y las veo desaparecer subir y subir escribí mis sentimientos pero no los leíste y los vi elevarse huérfanos tristes eché a volar un beso hacia ti y lo esquivaste quedó abandonado solitario beso apenado mariposa de cal que quiso elevarse mojar tus labios llenos de piedra y sal para caer en ningún lado en medio de mis ojos diáfanos donde te leo y me lees extraño universo imaginario de caricias y amores solitarios
Llueve El sol brilla delante mío El arco iris detrás de mí Soy el viento Que vuela hasta ti Para que me respires Para que me tomes con tus manos E inundar tu vida
Me miro al espejo. Alisto el maquillaje. Dos pesadas lágrimas caen. Así no puedo seguir. Ya he llorado toda la noche. Estoy cansada de llorar. Alisto las sombras, azules, como mi ánimo. Con cada pincelada trato de borrar mis recuerdos, como si fuera así de sencillo. Caen más lágrimas y éstas se mezclan con el polvo azul, generando una especie de lodo, como el que habita en mi alma desde el momento que te encontré. Todo borroso e impreciso. Termino de darle color a unos ojos que parecieran no tener vida. Me vuelvo a mirar. Esta mirada tan linda, pero tan triste, no tiene a quién mirar. Caen dos lágrimas más. Y la pena se hace cada vez más pesada, se vuelve parte de mi universo. Estoy cansada de estar triste. “Ya nos vamos”, me dice una voz. Seco mis lágrimas, alisto la mejor de mis sonrisas de cartón. Salgo a escena. El show debe continuar.
No hagas caso a aquello que de su boca sale. A veces las dagas vienen en forma de palabras confusas de amor. Que no te importen sus caricias, sus manos, sus ojos de cordero manso. Que no te compren sus besos ni regales los tuyos a quien con engaños sólo prentenda lastimarte.
No creas en las promesas de sus labios ni en la suavidad de sus insinuaciones. No, mil veces no. Que no te convenza con calores de medianoche, ni con pasiones telefónicas. No escuches sus melodías de encantador de serpientes, no permitas que sus dedos se acerquen a tu cabello. Que ni siquiera pruebe dañar tu ánimo de rosas, ni arrancar lágrimas de tus suspiros. Cobarde aquél que ose aprovecharse de un querer inmerecido.
Recuerda que tienes un valor inestimable, que en tu sonrisa brillan mil soles. Que eres suave como la brisa marina, que en tu voz han anidado golondrinas y en tus ojos sale la luna todas las noches.
No importa que llueva, que relampaguee, que el cielo se parta en mil pedazos sobre tu tristeza. Porque siempre sale el arco iris, y al final de él estoy yo esperándote con el más apretado de mis abrazos.
Eterna melancolía Te adueñas de mí Hoy como en los días de lluvia Mía ajena propia de todos Como las palabras llevadas por el viento Aquella tarde todas las tardes No tiene fin Pienso en ti en lo que no eres En lo que no soy Y en lo que quiero ver Me marcho Ay si fuera tan fácil Me marcho Me voy No puedo más No va a ningún lado No hay camino Estoy harta de estar harta De ti de mí de todo De esta vida De esta misma mierda No tengo hogar Volver A dónde Déjame ir escapar correr Se me seca el mar de tanto llorar De tanto suspirar Y vuelo en sueños Hasta el horizonte que no conozco Estoy cansada Déjame morir Corazón que no tiene más latidos Soy una estrella que no brilla más No tengo amor Te lo di todo Quiero desaparecer Cansada de seguirte Ya no quiero más herirme Libérame de una maldita vez No puedo dormir de tanta ansia El viento murmura Mis manos respiran Morir Morir Morir En tus brazos En los de nadie Sola Olvidada Nimia
Noche melancólica De estrellas desoladas Donde vago sin rumbo Pidiendo deseos vanos Como que por ejemplo Vengan tus ojos a verme Y tus manos a calmarme Queriendo el bálsamo de tus besos Y la gravedad de tu voz Pensando en la música En el humo del cigarro común
Noche azul y triste Para mis lágrimas el hogar Mi garganta grita Herida de muerte Sangro llena de dolor
Días de arena que vendrán Con sus castillos salados Con sus recuerdos de mar Sol que quema mis ganas Sol que puede ser fugaz Mis sonrisas calcinadas Carcajadas húmedas de sirena Viento del sur Olas escondidas en tu vientre Temblores buenos en mí Cataclismos lluvia Cordilleras montes de calor
Alguien que me deje cogerle la mano Alquien que me bese las manos y me mire a los ojos Alquien que me entregue su vida para yo poder darle la mía Alguien que me abrace cuando el día llore Alquien que dé un beso y eche a reír Alguien que me engría y se deje engreír Alguien que quiera recostarse en mi regazo para leer Alguien que quiera bailar conmigo sin importar la música Alguien que no tema coger mi rostro en público Alguien que llore el día que yo ya no esté Alguien que guste de dormir conmigo Alguien que quiera despertar conmigo Alguien que guste del buen comer Alguien que disfrute una buena conversación Alguien que pueda sentarse a ver dibujos animados conmigo Alguien que sea capaz de conducir cinco horas sólo para verme sesenta minutos Alguien que se deje querer intensamente Alguien que escuche a su niño interior Alguien que cante, que juegue, que ría Alguien que sea capaz de tomarse fotos conmigo en la cama Alguien que pueda perdonar y pedir perdón Alguien que no me dé motivos para sentir celos Alguien que me demuestre cada día que me quiere Alguien que me diga que me ama Alguien que me muerda Alguien que invente formas nuevas de quererme Alguien que no me juzgue por mi apariencia Alguien que repare mi corazón herido Alguien que permita que yo le sane las heridas Alguien que me deje volar y que quiera volar conmigo Alguien que disfrute un buen vino a la luz de las velas Alguien que pueda reír hasta las lágrimas Alguien que haya leído más libros que yo Alguien que no me haga llorar. Alguien que exista.
Junto suspiros Olvidos Asoman las preguntas Recuerdos de cosas que no he vivido Verdad o mentira Impulsos Imagino lugares conocidos Alunizo en mis sentidos En los que nunca he estado Nadando en el mar de estrellas Respiro las gotas que caen en mí Armonías
Navego. Y entre las olas veo mi mareo mecerse. Peces grises, negros, azules. Es un mar conocido. Navego. Habito en el bote de mis manos. Náufraga de corazón. Huérfana de sueños fugaces. Navego. Me ato, finalmente, a mi embarcación. Que me destrocen las gaviotas de la realidad. Magias de agua y sal. Navego. Nace de mis ojos, hacia mis labios. Con un gemido, beso el mar de la distancia. Es un mar cristalino. Navego.
Con un grito atravesado en ninguna parte, vago. Esperando no sé qué cosas. Espero, desespero. Escarbo, escucho. No hay nada. Vacío. Es mi mente, es mi alma, es mi corazón. Se rompe, se repara, lo destrozo, no lo quiero. Maldito corazón que me hace estas bromas pesadas. Vuelo, paso por tu lado, no me ves, no me sientes, soy invisible, no me oyes, no me hueles, no me tocas, no me amas, no me hablas. Maldito corazón. No lo quiero, vete. Me llena, me rompe, me vacía, me trae, me lleva, me coge, me encoge. Mi piel se retuerce, te extraña, te quiere. Pero mi voz no soporta lo que mis ojos ven, lo que mis manos desean. Quiero una vida nueva, noches largas, quiero movimientos de lana, un corazón de hierro. No quiero sentir. Quiero fumar a tu salud. Por lo volátil de las palabras, lo ilusorio de tus besos, de tus mordidas.
Tus mordidas. Mis mordidas. Vamos al inicio. Al árbol de donde caímos. Al tiempo donde yo no sabía nada, ni sospechaba, sólo creía. Como si fueras una religión antigua. Déjame caminar por ese desierto donde están los te quieros de mis días buenos. No sé cómo empezar a creer, soy atea. Pero necesito tu verbo, tu carne, tu vino, tu pan.
Resulta que a veces no quiero pensar en nada. Resulta que a veces me siento parte de un engaño. Resulta que a veces me lastimo a mí misma. Resulta que a veces no creo ni una palabra de las muchas que escucho. Resulta que a veces te quiero más que a nada y a nadie. Resulta que a veces sueño contigo. Resulta que a veces siento que te burlas de mí. Resulta que a veces quiero todo contigo. Resulta que a veces no quiero ni saber que existes. Resulta que a veces me confundes. Resulta que a veces quiero volar y sólo termino estrellándome. Resulta que a veces te necesito como al aire que respiro. Resulta que a veces prefiero ahogarme. Resulta que a veces no sé qué quiero. Resulta que a veces te persigo, sin saber por dónde vas. Resulta que a veces me gusta escucharte. Resulta que a veces me gusta imaginar la soledad, la muerte. Resulta que a veces necesito explicaciones. Resulta que a veces tengo la culpa de todo. Resulta que a veces, sólo a veces, como hoy, tengo ganas de fumar, beber, llorar, desaparecer.
Resulta. Sólo a veces. A voces. Resulta. No resulta.
¿Qué hacer cuando una canción resume lo que la mente, el alma y el corazón no pueden expresar? Espero verte, en este mundo que hemos inventado. En el de siempre.
The sea it swells like a sore head And the night it is aching Two lovers lie with no sheets on their bed And the day it is breaking
On rainy days, we'd go swimming out On rainy days, swimming in the sound On rainy days, we'd go swimming out
You're in my mind all of the time I know that's not enough If the sky can crack, there must be some way back For love and only love
Car alarm won't let ya back to sleep You're kept awake dreaming someone else's dream Coffee is cold, but it'll get you through Compromise, that's nothing new to you
Let's see colours that have never been seen Let's go to places no one else has been
You're in my mind all of the time I know that's not enough Well if the sky can crack, there must be some way back To love and only love
Presiento tus aromas de hombre mío. Olor a sábanas revueltas con las prisas del amor prohibido. El naufragio en tu cuello con sabor a sudor de rosas. Probar tus cantos y rincones, bebiendo el refrescante sonido de tu voz cadenciosa. La voz que me toma de las manos hasta llevarme al lugar infinito de una locura negada. Sintiendo en cada milímetro la ocupación de tu ser en el mío. La oscuridad de mis ojos cerrados en el momento mismo de la muerte me hace buscar a tientas la respiración de tu boca, la naturaleza de tu espalda, el ritmo de tu vida, el quejido simultáneo.
Que la luna está casi llena, como estas cosas que suceden a oscuras. En lo oculto de sus caras. Tu beso enlazándose con el mío, como aquella vez que no sucedió. Entre palabras ajenas de lenguas raras. La noche interminable que tuvo fin en el abrazo, en el ocaso de mi risa, en tus ojos de hechicero malvado. No hay dolores extraños, sólo conocidos.
El alcohol que corre por mis cabellos, como tus manos de otros tiempos. Con carcajadas que vuelan desaforadas entre los susurros de dos amantes furtivos que huyen de luces y lugares no permitidos. No fue, ni será. Es solamente una línea en mi piel, un surco donde sembrar recuerdos y canciones.
Volver a andar caminos ya andados. El final es otro.
Y aquí me ves, esperando tu señal. Aguardando, en vilo, con el corazón en los labios, listo para dártelo en el mismo beso de todas las noches. El beso que te tengo prometido.
Aquí estoy, cayendo en tu red. Haciendo nada, sólo cayendo. Porque me vas a atrapar, y de esos brazos no voy a salir, deliciosa prisión tu voz y mis suspiros.
Premoniciones inconclusas, cementerio de sueños, alas rotas, valle de desencantos. Donde mis manos aprendieron a volar con las tuyas y mis voces pronunciaron todos tus nombres. Recorres el camino de regreso, sin saber si en verdad quieres llegar al mismo destino.
¿Qué significa este vacío? ¿Qué significa esta pena? ¿Dónde está la estrella que suele acompañarme cada noche? ¿Qué me queda sin ti? ¿Qué he de hacer sin tus pasos para recorrer los míos? ¿Cómo poder remediar el daño causado? ¿Existe la palabra solución? ¿Es posible extrañarte tanto? ¿Dónde estás que no estás conmigo para abrazarme? ¿Escuchas mis latidos tristes? ¿Oyes mi voz llamándote como la bruma marina? ¿Cómo haré para besarme sin tus labios? ¿Estoy sola en todo esto? ¿No entiendes que te quiero? ¿Me puedes ver? ¿Qué hay en tu corazón? ¿Puedo dejar de preguntar y esperar alguna respuesta?
así caigo, lenta, pesada, mojada, fría. me fundo en la nieve que me recibe, volviéndome parte de ella, dejo de ser. la oscuridad que me rodea hace que me sienta extraña, que salga de mí y vuele... y que siga cayendo a raudales. es la muerte como la lluvia, como mis lágrimas, como mis deseos aniquilados antes de nacer. qué importa lo que yo quiera si tengo que hacerte feliz. qué importan mis sonrisas si tienes que sentirte bien. aguanta, sólo un paso más, aguanta; ya llegaste tan lejos, aguanta. aguanta. soporta. y sólo tengo que darte el sí, para conseguir paz de ti. es tan injusto. déjame tranquila, desátame, déjame volar.
son los sueños arrancados desde mi alma. no importa, te los regalo, igual los has tomado sin permiso para ejecutarlos. y no me queda más que ser testigo de ese sanguinario genocidio. mis hijos, mi vida, mis manos, mis lágrimas, mi fuerzas. lo mataste todo. el amor, las ganas, la pasión, mi vida entera. ahora vago, tengo rumbo, no tengo dirección. dónde empieza el egoísmo, donde termina la ternura.
como los truenos, son mis quejidos de mujer atrapada, de ser agonizante. estoy herida de muerte, y sangro desde el fondo de mi querer asesinado. afuera está negro, como la misma desesperación de mis ojos por encontrar una salida. ya no tengo más voz, sólo gritos apagados, sólo susurros de furia contenida.
y llueve, en mí, sobre mí, por mí, hacia mí, dentro de mí.