miércoles, 7 de enero de 2009

como la lluvia


así caigo, lenta, pesada, mojada, fría. me fundo en la nieve que me recibe, volviéndome parte de ella, dejo de ser. la oscuridad que me rodea hace que me sienta extraña, que salga de mí y vuele... y que siga cayendo a raudales. es la muerte como la lluvia, como mis lágrimas, como mis deseos aniquilados antes de nacer. qué importa lo que yo quiera si tengo que hacerte feliz. qué importan mis sonrisas si tienes que sentirte bien. aguanta, sólo un paso más, aguanta; ya llegaste tan lejos, aguanta. aguanta. soporta. y sólo tengo que darte el sí, para conseguir paz de ti. es tan injusto. déjame tranquila, desátame, déjame volar.

son los sueños arrancados desde mi alma. no importa, te los regalo, igual los has tomado sin permiso para ejecutarlos. y no me queda más que ser testigo de ese sanguinario genocidio. mis hijos, mi vida, mis manos, mis lágrimas, mi fuerzas. lo mataste todo. el amor, las ganas, la pasión, mi vida entera. ahora vago, tengo rumbo, no tengo dirección. dónde empieza el egoísmo, donde termina la ternura.

como los truenos, son mis quejidos de mujer atrapada, de ser agonizante. estoy herida de muerte, y sangro desde el fondo de mi querer asesinado. afuera está negro, como la misma desesperación de mis ojos por encontrar una salida. ya no tengo más voz, sólo gritos apagados, sólo susurros de furia contenida.

y llueve, en mí, sobre mí, por mí, hacia mí, dentro de mí.


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