Nadie me toca con tus manos ni me besa con tu lengua. Si he de vivir en las letras de tu universo, que sea para convertirme en tu luna o para ser parte de tu eclipse infinito.
Cada vez que levanto el vuelo cae el torrente de mi añoranza prematura. Y cierro los ojos para sentirte en mi cuello, viviendo en mí como si fueras el aire que respiro.
Soy el ave que busca tu calor, eres mi ser, mi primavera y mi verano. Me haces cantar con voces y melodías desoconocidas.
Eres el aroma de mi café, la forma dibujada en mi sonrisa, el humo de mi habitación, lo que rodean mis brazos mientras duermo.
Y sólo cuando te atrapo en el círculo perfecto de mis piernas, siento el ritmo que formamos. Tú cuerdas y yo percusión, creando, beso a beso, la sinfonía onírica de lo inexistente.
(04.iv.2010)
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